Vamos a repasar un poco la ejecución de las asanas, los aspectos clave en la realización de las posturas del Yoga. El objetivo central de este escrito es ayudar y orientar a quienes inician sus prácticas. Para que limpien las raíces de la práctica, y extraigan todos los beneficios posibles en cada etapa.
Aquí vamos a hablar sobre los aspectos iniciales sobre los cuales dirigir la atención en la realización de las asanas. En otros post vamos a ir a los componentes profundos de la experiencia.
Intentaré aquí mantenerme dentro del campo de las experiencias a las que se accede al principio y señalar lo que en estas etapas puede hacerse; invito a los lectores a centrarse en lo que ya hayan experimentado por sí mismos suspendiendo momentáneamente el juicio sobre lo que pueda sobrepasar ese campo.
- Tal como el concepto ha ido evolucionando con el Yoga, asana es “experiencia consciente”, acto deliberado, o postura consciente; una mezcla de postura e intención -
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Las asanas desarrollan la calma y la vitalidad |
Lo primero a considerar es que asana no es simplemente postura. Tal como el concepto ha ido evolucionando con el Yoga, es “experiencia consciente”, acto deliberado, o postura consciente; una mezcla de postura e intención, no simplemente postura. Eso es lo que diferencia radicalmente al Yoga por lo menos de todas las prácticas gimnásticas occidentales, y de muchas otras prácticas físicas.
Si bien la parte psíquica está siempre ahí, hasta cuando uno juega un partido de fútbol o trabaja con pesas atendiendo sólo a contar repeticiones, la actividad es psicofísica. Pero en el Yoga es un componente esencial, la consciencia va junto con eso, no sólo buscamos que la postura nos dé elasticidad, nos dé tonicidad, nos dé equilibrio o eleve nuestra vitalidad, sino que estamos buscando además ingresar a estados en los cuales experimentar, ejercitar y controlar lo que podríamos llamar los cuerpos más sutiles.
Asana es más que postura, va mucho más allá de eso; es postura y es la perspectiva y condición física y mental con la que es necesario encararla. Como si fuera un acto sagrado en un lugar sagrado. Y fuera de religiosidades específicas lo es: estamos usando nuestro precioso tiempo en la tierra, usando nuestro cuerpo finito, dejando de lado lo anecdótico e intentando que aflore todo lo mejor de nosotros mismos.
- Dirigir amable y con mucha precisión la atención primero a la soltura con la cual vamos ejecutando la postura, a la ejecución relajada -
Sigamos con lo más sencillo: hacia dónde dirigir nuestra atención cuando realizamos la postura. Y ya aquí hay que notar que no es atender de cualquier manera. Es dirigir la atención de manera amable, de manera suave, tranquila; no es un “hacer fuerza para concentrarse en”, como quien hace un especie de esfuerzo intelectual o emocional. El Yoga es sin esfuerzo; tiene que ser intenso, estimulante, de algún modo “extraordinario”… pero sin esfuerzo.
Entonces dirigir amable y con mucha precisión la atención primero a la soltura con la cual vamos ejecutando la postura, a la ejecución relajada.
Aún en las asanas que se dirigen a movilizar fuertes energías musculares hay que lograr el ajuste sólido del cuerpo junto con una profunda calma interior, que se vuelca en el cuerpo y genera una base relajada para ese cuerpo que se contrae... esto lo entienden quienes han avanzado en su experiencia; quienes no han llegado aún a ese punto pueden dejar esta idea en el trasfondo de su mente, ya llegará el momento en que experimenten esto, no se puede forzar.
Hay que concebir, sentir y realizar las asanas, aun las más intensas, como un acto relajado, como un desafío al cual uno va adaptándose. Las asanas se realizan “de adentro hacia afuera”. Cuando se dan los primeros pasos en Yoga puede ser “hago una postura y espero que cause sus efectos en mi”; pero rápidamente hay que ir desarrollando el camino inverso: genero ciertos estados, ciertas intenciones, las potencio… y las transformo en asanas.
- La asana se realiza en un movimiento meticuloso y uniforme, siempre igual -
Lo siguiente es atender a que ese movimiento sea meticuloso, y meticuloso tiene un significado un diferente para novatos que para practicantes avanzados. Aquí me ocupo de los novatos.
Meticuloso es que sea sumamente deliberado y uniforme, que no sea a los saltos. No es hago un esfuerzo, descanso, pego otro un tirón, y descanso y luego otro tirón. Hay que ir adaptando cada postura y cada ejecución al cuerpo de uno, al momento vital de uno pero comenzando, avanzando y llegando a la postura con el mismo tipo de movimiento, no escalonado, no tironeado, siempre relajado, suave, igual. Salimos de la postura de la misma forma.
El siguiente punto al cual prestarle atención es la técnica de ejecución. Quienes no lo practican o recién comienzan piensan en Yoga y las primeras imágenes que vienen, por lo son la de las fotos de internet, de las revistas, de los libros. En general se trata de cuerpos jóvenes, elásticos, cuerpos particularmente entrenados en el Yoga. Nada malo con esas imágenes: son estéticamente hermosas, y pueden resultar inspiradoras; usar esas imágenes para elevar nuestro entusiasmo es útil, incluso estimulan las neuronas espejo para mejorar nuestra ejecución. Pero la técnica correcta no es cumplir con la foto, coincidir exactamente con la imagen; técnica correcta es estimular el cuerpo tal como debe ser estimulado en esa postura, lograr una geometría que sea beneficiosa, y que corresponda al estado del cuerpo y energías en ese momento, nuestro cuerpo no está siempre igual.
- La técnica correcta no es cumplir con la foto, técnica correcta es estimular el cuerpo tal como debe ser estimulado en esa postura en las condiciones presentes -
Técnica adecuada tiene que ver con la historia del cuerpo, la actividad física que ha tenido durante la vida, los accidentes sufridos a veces. Tiene que ver hasta con cuestiones genéticas, hay cuerpos naturalmente más flexibles, o más fuertes. Siempre pueden ampliarse las capacidades heredadas, uno siempre puede compensar la historia del cuerpo, siempre tenemos la capacidad de transformar y mejorar nuestro cuerpo, de hecho es parte de lo que logramos con el Yoga, pero la técnica correcta necesita tener en cuenta y adaptarse evolutivamente a eso.
Atender a la técnica es mantener control y dirigir la atención y acción para ir acercándonos y lograr las formas y estados deseados, la columna, los miembros, el peso del cuerpo, las contracciones y las solturas, las simetrías o asimetrías según la postura.
La técnica Yoga correcta es abarcar todo, a través del cuerpo voy ampliando mi mente, ampliando mi consciencia. Pero antes de ampliar mi consciencia para ser capaz de percibir planos sutiles tengo que ser capaz de sentir y manejar mi cuerpo.
- La respiración tiene que ser amplia, relajada, tiene que haber aire suficiente, y tiene que ir siendo cada vez más natural -
Y después atender a la respiración. Esto es esencial. Hay que “cultivar” la respiración. Cuando uno cultiva algo le presta cuidadosa atención, lo desmaleza, le acerca los alimentos que necesita. Básicamente la respiración tiene que ser amplia, relajada, no tiene que faltar el aire. Y tiene que ir siendo cada vez más natural, así de amplio como estamos buscando, natural también. Y salvo que haya alguna instrucción diferente de eso, la toma la exhalación más o menos del mismo largo.
Digo más o menos para que no nos pongamos en tratar de cronometrar una y otra, la experiencia me va llevando a sentir. Y cuando siento que son más o menos del mismo largo, eso es. Hay que atender meticulosamente a la respiración al realizar las asanas.
En Yoga la relación respiración-energía-consciencia es toda una parte completa de la disciplina, el pranayama, pero en este momento alcanza con lo que hemos dicho.
- La asana tiene tres momentos: entrar, permanecer y salir de ella -
Hemos hablado de ejecutar la postura; esto tiene tres momentos: entrar, permanecer y salir de la postura. Una asana tiene dos fases dinámicas, cuando entro adoptando la postura, y cuando salgo de ella. Y tiene una fase estática: el momento en el que estoy, por ahora digamos, quieto en la postura.
En la fase estática de la asana la atención tiene que ir dirigiéndose a mantener la geometría, es decir la postura, en relajar tanto como sea posible sin perder esa geometría, y dirigir la atención a los aspectos centrales de lo que la postura está buscando sobre el cuerpo. Si es una rotación, el estímulo de columna, el soltar las vertebras, el aflojar los músculos de la espalda, atender a eso, que se vaya produciendo el efecto, hacerle espacio a ese efecto, dejar que la postura vaya asentándose. Y por supuesto siempre la respiración.
Durante la fase estática la entrega, la apertura, la disponibilidad, del cuerpo y de la mente debe ser tal que se creen las condiciones que permitan a la asana madurar. Esto hay que entenderlo bien; toda asana requiere de la acción activa de ciertos músculos y la acción receptiva de otros; la atención tiene que llevar la consciencia a ambos para profundizar la energía específica que hay que manifestar ahí.
El hacer, los músculos activos, siempre nos resulta más fácil. Si hasta vivimos en una sociedad que está todo el tiempo empujándonos a hacer y a esforzarnos; por eso necesitamos entrenar más el otro aspecto, el de aflojar para hacer. Sin ser exactamente lo mismo pero tiende a penetrar en el campo del Wu-Wei de la China, “el hacer sin hacer”.
Por eso en algunas posturas que tienden a ser demandantes para la mayoría yo les pido que descansen en esa postura. De nuevo: para los principiantes esto puede sonar a puro consuelo, pero a medida que la experiencia en el Yoga avanza uno realmente se relaja y descansa aún en las posturas exigentes. Recuerden que las dos condiciones mencionadas en milenarios tratados Yoga son ausencia de esfuerzo y consciencia de infinito.
- Las tendencias, intenciones y capacidades físicas, emocionales, psicológicas van estando en la vida cotidiana, y ahí es donde manifestamos finalmente nuestro Yoga -
Entonces una asana no es “un ejercicio” tal como solemos concebir la gimnasia. Cada asana tiene todo este recorrido de nuestra atención, todos estos componentes, que hay que cultivando, que hay que ir equilibrando, ahí es donde empezamos a hacer una asana. Visualmente con algún geometría más o menos alcanza para que alguien de afuera vea y diga “está haciendo Yoga”, ahora nosotros que estamos buscando el Yoga real sabemos que empiezo a hacer Yoga cuando todo esto va estando junto. Y si, hay días que uno viene y sale todo eso fabuloso, sin ningún tipo de energía extra sale todo así. Y hay días que tengo que estar constantemente con la atención dirigiéndola a moverme uniformemente, a estar relajado, a atender a la respiración, a tender la geometría, a todo esto que hemos repasado. Es parte de la práctica, pero más y más uno va practicando y más y más eso se va grabando en lo que se suele llamar la memoria implícita, como el andar en bicicleta, me subo y ya ni lo pienso, ahí voy.
Más y más uno va practicando todos estos aspectos del Yoga y ellos se van incorporando a nuestra memoria implícita y a nuestra memoria genética. Que no se queda en nuestro salón de práctica; ese tipo de estados, ese tipo de tendencias e intenciones físicas, emocionales, psicológicas van estando afuera, en la vida cotidiana, y ahí es donde la práctica del Yoga, de una asana inicialmente física, se va volcando como puerta hacia un vivir más pleno, más libre.
Texto de Roberto Martínez CC-BY-4.0
Fotos: (1)SeattleYogaNews.com CC BY-2.0, (2) Yoga de escuela CC-BY-ND 2.0